muchas y ninguna

Cuchicheos: me espían entre los follajes de las letras.
Octavio Paz

28 sept 2013

Paso


Construí,  en mi escaso jardín, un caminito a través.
No por necesidad (no lleva a ningún lado) ni para un fin elegido
(quizá soñé un vislumbre de belleza)

Lo hice, despacio y esforzada, con restos encontrados
en lugares ignotos: un rincón en el patio, un cajón de herramientas relegadas,
lo alto del placard, el bajo de la cama
Mezcle los fondos de los tarros de pintura
telgopor, yeso, enduído,  algo de arena con un polvo que quizás era cemento y
algunas piedras traídas de la calle.

Ahí quedó, pequeño, tortuoso y empedrado
yendo sin cesar de la nada a la nada, con bajíos y meandros
Embellece mis ojos su alegría de tránsito.

Es tan precioso y
tan banal como una vida.


Suspensión


Voy al banco, hago cola y
salgo satisfecha con mi impaciencia vencida
En la pescadería, el olor rosa blancuzco y las húmedas curvas me suenan a estribor,
entro al mercadito chino, con su chino silencioso y sus góndolas y sus farolitos igual de silenciosos y chinos,
el verdulero acomoda frutas y verduras con precisión obsesiva,
elijo colores
sopeso volúmenes
calculo
Compro un lindo lápiz en la librería y saco fotocopias

Hay días en que me gusta, me place, me embriaga
este atareo de hormiga, de abeja en el panal

En el cielo,
se ha detenido una nube, redonda, blanca
y radiante
como un recién nacido




Sol


Amanece, una opacidad metálica
resiste al paso del sol.
Debe haberlo amenazado con tanta malevolencia que él,
-aun sabiendo toda su energía, su innegable responsabilidad con la vida en esta tierra-,
se esconde, se envuelve en sus fulgores, ahora apenas tibios
Más tarde, sin esforzarse demasiado
tan solo por la lógica de lo que vive y se trasciende,
atraviesa la distancia, el metal, el agua y
llega hasta nosotros

Se diría que sus rayos, jubilosamente recibidos,
parecen aquellos jóvenes
que vuelven del exilio.