Voy al
banco, hago cola y
salgo
satisfecha con mi impaciencia vencida
En la
pescadería, el olor rosa blancuzco y las húmedas curvas me suenan a estribor,
entro al
mercadito chino, con su chino silencioso y sus góndolas y sus farolitos igual
de silenciosos y chinos,
el
verdulero acomoda frutas y verduras con precisión obsesiva,
elijo
colores
sopeso
volúmenes
calculo
Hay días
en que me gusta, me place, me embriaga
este
atareo de hormiga, de abeja en el panal
En el
cielo,
se ha
detenido una nube, redonda, blanca
y
radiante
como un
recién nacido
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