Construí,
en mi escaso jardín, un caminito a
través.
(quizá
soñé un vislumbre de belleza)
Lo hice,
despacio y esforzada, con restos encontrados
en
lugares ignotos: un rincón en el patio, un cajón de herramientas relegadas,
lo
alto del placard, el bajo de la cama
Mezcle
los fondos de los tarros de pintura
telgopor,
yeso, enduído, algo de arena con un
polvo que quizás era cemento y
algunas
piedras traídas de la calle.
Ahí
quedó, pequeño, tortuoso y empedrado
yendo
sin cesar de la nada a la nada, con bajíos y meandros
Embellece
mis ojos su alegría de tránsito.
Es
tan precioso y
tan
banal como una vida.