Después de la lluvia
veo llegar el sol a mi fondo
se apoya en el pasto,
lo veo, dorado, en las
cabezas inquietas de mis niños
La felicidad es una ciega de luz
Cierro los ojos y
escucho
las voces alegres que vibran aún, adentro
de un instante redondo
y
duro como una pelota en
el aire